¿Valió la pena?
Ha pasado casi un año desde que nuestra empresa inició operaciones. Hace un año, justo antes de Navidad, estábamos acostados en las camas de un albergue en León, Nicaragua, preguntándonos qué hacer a continuación. Entre todos teníamos ahorrados varios miles de zlotys. ¿Debo continuar mi viaje a Sudamérica o regresar a Guatemala y comenzar a trabajar con José? Los zapatos de cuero de José y las famosas pulseras zapatistas fueron los primeros productos que quisimos mostrar a la gente de Polonia. Finalmente se tomó la decisión. Estamos regresando. Volvemos a construir una empresa, a crear algo propio desde nuestra pasión por viajar. Después de regresar a Antigua, creamos nuestra primera colección de zapatillas. Llegaron lámparas, relojes y joyas hechas a mano. En México conocimos al señor Elías, quien nos hizo bolsos. Resultaron ser un éxito.
Torebla Cuero , uno de nuestros primeros bolsos de piel
Actualmente estamos trabajando con varias familias de México y Guatemala.
Hace unos días dimos una entrevista para la conferencia “Doing business” en Poznań. Se planteó la pregunta: ¿Valió la pena el riesgo? Sin dudarlo respondimos: ¡Por supuesto que sí! No sólo porque tenemos nuestra propia empresa que funciona eficientemente, sino por el mayor valor de nuestra empresa: la cooperación. Hemos creado algo verdaderamente maravilloso, algo de lo que siempre estaremos orgullosos. Para nuestros proveedores, somos Ana y Adams, no una empresa exportadora europea. Adán, que siempre ve algo mejorable, y Ana, que tiene la cabeza llena de ideas, constantemente se le ocurre algo nuevo. Ella es con quien puedes quejarte y hablar. Cuando invitamos a otra familia a colaborar, el señor Elías comprueba los productos, la calidad del cuero y evalúa si el artículo vale su precio. En este sentido él es el mentor y confiamos plenamente en él. También nos ayuda a encontrar otros artistas en México. En la empresa no existe competencia entre proveedores, cada familia está especializada en un tipo de producto diferente y cada uno de ellos es único. Todos nos apoyamos unos a otros. La cooperación nos desarrolla. Enseñamos a nuestros proveedores cómo realizar envíos internacionales, cómo solucionar problemas logísticos que son cotidianos en México y Guatemala. Sobre todo les enseñamos a preocuparse por la calidad, a prestar atención a pequeños detalles en los que quizá ni siquiera piensen. Trabajamos con gente maravillosa, talentosa y sobre todo muy creativa. No vendemos dos productos idénticos. Queremos que nuestros artistas tengan la oportunidad de crear algo propio, algo diferente. Vemos lo importante que es para un artista poder aportar algo propio a un producto, crear su propia técnica de diseño o adecuar el tipo de huipil al color de la piel. Cuando recibimos el producto, sabemos que es único, marcado por la personalidad del artista, del artesano. Esperamos que usted sienta lo mismo al recibir un paquete de SempreArte.
SempreArte también nos desarrolla, nos enseña sobre todo la paciencia. Se necesitan aproximadamente dos meses para crear una colección de bolsos. El tiempo juega el papel principal. Las manos humanas no son máquinas, necesitan descansar a veces. Gracias a la empresa también aprendemos a hablar, analizar problemas y buscar soluciones juntos. Nuestros proveedores nos inspiran. Sus habilidades son inimaginables y las historias de sus vidas, como la de José, quien en su juventud andaba sin zapatos y hoy crea los zapatos más lindos de toda Guatemala, siguen motivándonos a actuar. SempreArte nos enseña cómo ayudar, pero con sabiduría. Da oportunidades, no dinero. Esta ha sido nuestra misión desde el principio. La empresa tiene como objetivo aportar beneficios no sólo a nosotros sino sobre todo a los artistas con los que trabajamos.
Queremos aprovechar esta oportunidad para agradeceros a todas las personas que habéis confiado en nosotros y desearos una Feliz Navidad y mucha inspiración para el 2019.
